Mike y el marcapáginas
Aunque sea un simple trozo de papel pintado yo también tengo sentimientos y aventuras que contar, así que prepararos que os voy a contar una de mis historias preferidas de cuando vivía entre las páginas de los libros.
Érase una vez un precioso día de verano en el que los niños leían tranquilos y plácidos en las bibliotecas, ya que el calor era tan intenso que lo mejor era refugiarse en un lugar fresco. Uno de los lugares favoritos de casi todos los niños era la biblioteca porque estaba fresca y muchos de ellos se entretenían con las preciosas obras de Roald Dahl, otros, los más pequeños con Gloria Fuertes y los adolescentes con las de fantásticas obras de Julio Verne.
En la biblioteca reina el silencio y se respiraba mucha calma. De repente, un niño se levantó para hablar con el bibliotecario. Sin querer, yo escuché la conversación. No es que me guste cotillear, pero es que son tantas las horas que paso entre las hojas de los libros, apretujado y casi sin poder respirar, que no pude evitarlo.
El niño le dijo al bibliotecario: “ ¿Por qué aquí me marca la página 13 y la siguiente es la 25?. El bibliotecario sorprendido le contestó: “Nosotros siempre cuidamos los libros como si fueran una reliquia (que en realidad lo son) y procuramos que las personas que los leen, también hagan lo mismo. Me temo que en este caso, no ha sido así porque faltan hojas y las de alrededor están rasgadas”.
Al escuchar yo esa conversación, me puse manos a la obra. ¡Ah¡ un dato muy importante. Mi ilusión en el futuro es ser un gran policía. Así que comencé a investigar. Entre los libros que me dejaban yo trababa de buscar pruebas entre ellos. Para ello, empecé a investigar y ver si los libros afectados eran todos de una misma editorial, de un mismo autor, de un mismo año, del mismo género (drama, poesía, aventuras…), etc. un día, cuando la investigación estaba bastante avanzada, un niño llamado Mike, me descubrió buscando entre las editoriales SM y comenzamos a hablar. Casualidad, de las casualidades, el sueño de Mike también era ser policía. Así que le conté lo sucedido y como iba mi investigación. Lo más destacable de la misma era que descubrí que los presuntos culpables iban en grupos y tenían los dientes muy afilados.